Para la Industria Alimentaria, la situación actual de conflicto entre países que nos abastecen de diversas materias primas, entre ellas de cereales y de aceite de girasol, nos debe inquietar, pero no debe alarmarnos. Para ello contamos con herramientas “para un conflicto” poderosas como el Control sobre el Sistema de Gestión de la Seguridad Alimentaria (para industrias sin normas de calidad o seguridad implantadas), así como en el caso de industrias con normas implantadas como la Norma IFS, la Norma BRC…
Estas herramientas para las Industrias sin normas de calidad o seguridad implantadas serían el Plan de Control de Proveedores y los Análisis fisicoquímicos y microbiológicos de calidad de producto, dentro de su Sistema de Gestión de la Seguridad Alimentaria (basada en principios HACCP).
En el caso de Industrias con normas implantadas IFS y/o BRC, estas herramientas son los Procedimientos de Food Defense y de Fraude Alimentario.
El Procedimiento Food Defense ayuda a considerar posibles fuentes de peligros en un alimento y establecer acciones preventivas para evitar ataques intencionados o no, provenientes del mercado externo: materias primas importadas (por nulos controles de calidad en origen, peligros por pesticidas, xenobióticos, alérgenos, OGM´S, radiactividad…), o provenientes de agentes internos (ideologías del personal contratado).
El Procedimiento Fraude Alimentario incluye el control sobre la vulnerabilidad de las materias primas importadas, ingredientes, materiales de envasado, etiquetado incorrecto, adulteración, sustitución o falsificación del mismo; debido a que la escasez de éstos pudiera originar posibles fraudes, por este motivo será de vital importancia tener implantado el Plan de Mitigación del Fraude.
La Industria Alimentaria debería considerar que ahora y más que nunca estas Herramientas van a ayudar a garantizar la calidad, la inocuidad y la seguridad de sus productos y ofrecerlos con toda tranquilidad al consumidor final.